La boda de Álvaro y Marina en Granada, Granada
De noche Primavera Dorado
Á&M
30 Abr, 2016El día de nuestra boda
El día de la boda, todo salió perfecto. Con los típicos nervios. Por la mañana no quisimos tener muchas cosas que hacer, así que justo después de comer yo (la novia) me fui a la peluquería donde me hicieron un medio recogido con flores de tela, nada muy recargado pero tampoco demasiado sencillo. Fue rápido y la verdad es que salí muy contenta. Los nervios se iban conteniendo, pero cada vez menos.
Ya en casa, me maquilló mi prima, que ha hecho varios cursos y yo prefería estar en manos de alguien de confianza. El maquillaje ya lo habíamos hablado y practicado días antes, así que todo iba saliendo bien. Y de tiempo, íbamos genial.
Mientras tanto, el novio estaba en el hotel, donde comió con su familia y se estuvo preparando. El traje era alquilado y le quedaba genial. Una hora antes de la ceremonia, yo ya me estaba vistiendo, intentando hacerlo bien y despacio. El vestido era muy sencillo, pero el tema de las medias siempre me ha dado un poco de respeto para que no se rompieran. Mi prima se vistió conmigo y se fue a buscar aparcamiento cerca del hotel.
Seguir leyendo »Mi madre se iba vistiendo a la par que yo y me puso los pendientes y el collar. Llegó mi tío, que era el que nos llevaba en coche y nos sacó algunas fotos. Ahí, he de admitir, que ya estaba mucho más nerviosa.
El camino en coche se me hizo eterno, más que nada porque nos saltamos la salida de la autovía y tuvimos que dar un rodeo para llegar al hotel y encima, Granada como siempre, atascada.
Al llegar al hotel, la chica de eventos estaba preparada con mi ramo en la mano (un ramo precioso que de primeras me hizo llorar) y también había concentrado a todo el mundo en el jardín. El día amenazaba con lluvia y algo de viento, pero al final pudimos hacer la ceremonia ahí, salió preciosa y les gustó a todos los invitados.
El momento de ir cogidos del brazo de nuestros respectivos padrinos/madrinas fue sobrecogedor. Yo iba llorando y super nerviosa y casi no vi nada. Mi padre iba rapidísimo y tuve que pedirle que no fuera tan deprisa. Temblaba como un flan.
La ceremonia fue preciosa y muy íntima. Oficiaba un amigo nuestro que nos dedicó unas palabras profundas y emotivas. Salieron a leer tres personas, mi hermano, y dos primas. Todos lloramos y reímos.
Luego hicimos la sesión de fotos y la copa de bienvenida, que fue abundante y todo estaba muy bueno. Para entrar en el salón donde íbamos a cenar, hicimos que todos los invitados entraran primero y nosotros nos esperamos en la puerta. El dj nos puso la marcha nupcial pero a mitad, cambió a Uptown Funk y entramos bailando y saltando. ¡Los invitados lo fliparon! Fue un momento súper divertido.
Sobre el menú del banquete, habíamos tenido la oportunidad de probar varios platos antes para poder elegir y fue un éxito, le gustó a todo el mundo. Además, entre los invitados teníamos celiacos o vegetarianos y el hotel adaptó el menú a las necesidades de todos.
Por último, el baile salió muy bien. El primero y más especial lo hicimos al son de Invincible, de Muse. La gente nos aplaudió a rabiar. Todo fue en el mismo salón donde cenamos, porque había sitio de sobra, y pusimos un fotomatón con el que todos los invitados se divirtieron, ese fue nuestro regalo para todos. Fotos con atrezzo y haciendo tonterías. Un regalo personalizado que todos agradecieron. El fotomatón funcionó las 3 horas de la barra libre y sacamos casi 200 fotos. Como se podían imprimir todas las que quisiéramos, muchos se llevaron varias de recuerdo y otras nos las pusieron en un libro de visitas con dedicatorias. ¡Al final el regalo también era para nosotros!
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