La boda de Alicia y Guillermo en Alcala De Guadaira, Sevilla

Me dio mucha confianza que hubiera un grupo de profesionales a los que habíamos encargado llevar la organización de la llegada de los invitados, la colocación, etc., ya que, al ser la boda en la misma hacienda, sin ellos podría haber sido un lío organizarnos. Ellos me guiaron, e iban dando todas las instrucciones con mucha naturalidad, sin estrés.

Por fin pude verlo, estaba esperándome y su mirada era como la había soñado, él también me había echado de menos.

Ya de la mano, presenciamos una ceremonia preciosa y poco habitual, ya que nos casamos con nuestros hijos de dos y tres años en brazos, y tal y como quisimos, de forma familiar, tierna y de verdad. Mi cuñada leyó unas palabras que había escrito, y fue el momento más emotivo de todos.

Nuestro amor ya se había firmado hacía mucho tiempo, pero lo declaramos ese día junto a todos aquellos que queríamos que lo disfrutaran: familia y amigos.

A partir de ese momento, todo fue como la seda, una comida riquísima, fotos, más fotos, cariño y felicitaciones, no podía haber sido mejor, el tiempo soleado, ¡y comenzó la fiesta! Un baile tras otro, copas y risas, los niños en los jardines disfrutaron y sus padres, con ellos entretenidos, también pudieron hacerlo.

A todos les gustó nuestra boda, y no porque lo dijeran una y otra vez como lo hicieron, sino por sus caras, sus miradas y sus sonrisas.

Gracias a todos, nosotros también nos lo pasamos genial, no lo olvidaremos nunca.

Alicia Izquierdo