La boda de Alenda y Antonio en Vilafranca Del Penedes, Barcelona
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26 Jul, 2014El día de nuestra boda
Fue el día más emocionante de mi vida, lo recordaré para siempre. Tenía la barriga llena de mariposas, como el primer día en que la conocí.
El día empezó con una súper confusión en casa, toda mi familia estaba rodeándome, 12 italianos que no paran de hablar, os lo podéis imaginar.
De repente llegan los amigos, y sigue llenándose la casa, por suerte que yo estaba con la cabeza en las nubes y junto con la cervecita no me estresaba mucho. Estaba en mi mundo, yo y las mariposas.
Se aproxima la hora y empezamos a bajar y cada grupito en el coche asignado, parte la caravana y así salimos del Prat de Llobregat. Fue salir a la carretera y circulación. ¡No! Empiezan a pasar los minutos y yo empiezo a sudar. ¿Ahora qué? Llega la novia y yo no estoy, estaba súper preocupado ya que los coches parecían ir cada vez más lentos y más lentos, tanto que parecían inmóviles.
Recibo una llamada, era mi cuñado que comentaba las iras del cura y que si no llegábamos a la 13: 05 no nos casaba. Ah, se me olvidaba, la novia estaba en un atasco ella también.
Seguir leyendo »Llegué a la iglesia y después de una colleja que me dio el cura, entré con mi madre y me puse a esperar la maravillosa mujer, mi futura esposa, que entró a los pocos minutos, justo a tiempo.
Entró por la puerta y la veía rodeada de una luz esplendida, maravillosa, que resaltaban toda su belleza. Qué guapa estaba, me parecía ser solo ella y yo, me emocioné mucho y las mariposas en mi estómago eran en plena danza con los latidos rápidos de mi corazón.
La ceremonia fue muy rápida, comenzó 40 minutos más tarde, casi batimos el record, dijo el cura. Fue una boda muy sencilla, yo no me podía creer que había llegado hasta allí, al altar, pronto para emprender este camino junto con Alenda. ¡Qué emoción! Tanta que se me hicieron una sopa de letra las palabras a pronunciar, las cuales las había estudiado de memoria, pero en aquel momento no podía decir ni una.
Salimos de la iglesia y nos tiraron un montón de arroz, Alenda quiso tirar enseguida el ramo, fue como revivir una lucha de gladiadores, todos en busca del ramo, en fin, otra anécdota divertida.
Después de unas fotos para el álbum nos fuimos en dirección del restaurante El Sol i Vi. Todo procedió mucho mejor de lo imaginado, y entre la comida y la bebida todo el mundo quedó súper contento, la novia más que todos, tanto que por la alegría terminó en la piscina, no me lo podía creer, su espontaneidad es única, como ella.
Como os los podéis imaginar la noche terminó con todo el mundo al agua, pues sí, todo el mundo. Fue y será el día más emocionante de mi vida.
Te quiero Alenda, te quiero amor mío.
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