La boda de Alejandro y Judit en Córdoba, Córdoba
De noche Verano Verde 4 profesionales
A&J
02 Sep, 2017El día de nuestra boda
El mejor día de nuestra vida, sin duda, pero lo voy a explicar desde la realidad, aparte de decir que fue muy bonito...
En realidad, estuvo lleno de caos, un caos controlado, por ser tan perfeccionista, me encargué de todos los detalles de la boda, cuando digo todos, sí, todos, hasta las flores de la iglesia.
Hasta el día de antes estuve terminando cosillas. Fue un mes y un día que volvería a repetir sin ninguna duda, pero con todo lo bueno y lo “regulero”.
Me desperté a las 9:30h, para ir a colocar las flores en la iglesia, dos cestos de mimbre en el altar, y unos pequeños centros, atados con lazos blancos en los bancos.
También hicimos para la salida de la iglesia, unos conos de papel kraft con tul blanco para cerrarlo, rellenos de arroz y lavanda (olía fenomenal), acompañados de otra cajita con pañuelitos de lágrimas.
De ahí, me fui al hotel, nosotros decidimos vestirnos y prepararnos en el mismo hotel, no nos vimos, cada uno en una habitación con quien sentía que debería de estar en ese momento, él eligió a nuestros mejores amigos, yo elegí a mis amigas.
Seguir leyendo »Siempre vi fotos de novias con sus damas de honor en la habitación de hotel, todas bebiendo vino y disfrutando del momento. Yo quise lo mismo.
Aparte de lo tradicional, preferí que mis padres pudieran estar tranquilos, sobre todo mi mamá, las mamás siempre se ponen muy nerviosas, yo quise que la mía, estuviera tranquila.
A las 14:00h fui a la peluquería, quería un moño bajo, no muy recargado, simple. ¿Por qué simple? Normalmente los recogidos de novia son muy recargados, demasiada laca, demasiados rizos u ondas, creí que, al llevar un vestido con mucho detalle, lo mejor sería algo sencillo.
Luego me fui directa al hotel. Estuvimos en la habitación como 10 chicas, fue fantástico. Una de mis amigas me maquilló, ya lo había hecho antes, entonces decidí por lo seguro. Ella misma era la que me ayudaría a vestirme, y me acompañaría en el coche hasta la iglesia.
Por supuesto mi padre me esperaba, siento un amor inmenso por mi padre, y ese privilegio no podía robárselo. Él me esperaba abajo, muy guapo, es todo un gigoló. Fuimos los tres en el coche, un coche de época, descapotable. Al ser tan antiguo, no me preocupada despeinarme, tampoco iba muy rápido.
Al llegar a la iglesia, me esperaban nuestros amigos más íntimos, los conocí por mi marido, ahí fue cuando no sabía si reír o llorar.
No estuve nerviosa en ningún momento, todo el mundo me preguntaba lo mismo, sólo en ese momento, en levantar la cabeza y verle allí en el altar, fue mágico, porque sabía que él estaría tres veces más nervioso que yo. La ceremonia fue muy divertida, un poco larga, pero mereció la pena.
Las alianzas las elegimos de nuestra empresa, la de él, es una alianza de oro blanco con un diamante, y la mía es de oro blanco con 10 diamantes. Son especiales, no queríamos algo tradicional. Iban en una caja de cristal, sobre musgo fresco, enganchadas con unos pequeños alambres (veréis cada detalle).
Nosotros viajamos siempre, yo soy azafata de vuelo y él viaja por trabajo, entonces decidimos usar monedas de países diferentes para representar lo que nos ofrecíamos el uno al otro.
Al salir de la iglesia, es el momento más esperado por los invitados, yo tenía un invitado en especial, que ansiaba ese momento porque sabía que haría algo divertido, y no me falló. Al salir y empezar a tirar arroz, vi caer garbanzos, sabía que él tendría su detalle con nosotros, es algo muy personal que lo recordaré siempre. Sin los detalles más personales de cada uno, no sería especial.
Tras las fotos con todos los invitados, en especial las familias, dimos un paseo en el coche los dos juntos, hasta el puente romano, donde captamos varios momentos muy graciosos. Yo nunca había posado ante una cámara, uno suele ser muy coqueto ante el espejo, pero ante una cámara da la risilla floja, y de ahí se captó ese momento, esa risilla floja.
Fuimos de ahí al hotel. Llegamos y todos los invitados nos esperaban, preparamos un camino de velas, para entrar por él, quedó precioso, lo veréis en las fotos. De ahí todo lo demás, podréis ver los momentos tan maravillosos y divertidos que pasamos en el cóctel, cena y fiesta después. Volvería a repetir ese día, me dijo mi marido el otro día.
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