La boda de Aitor y Rebeca en Madrid, Madrid

La hora se acercaba y la gente se iba marchando a la finca. Llegó mi coche y nos fuimos mi madre, mi padre y yo. En la puerta de la finca sí me puse nerviosa, ya asimilé que el día había llegado. Cuando abrieron las puertas para entrar y sonó mi canción, no podía parar de sonreír. Allí estaba mi chico, guapísimo y emocionado. Mi suegra dice que cuando me vio empezó a temblar. Yo iba caminando y no veía a nadie, solo a él. La ceremonia fue preciosa, mi suegro dijo cosas preciosas, la tía de mi chico también. Mi mejor amigo me emocionó con las cosas bonitas que un gran amigo te puede decir. Mi sobrino de 7 años parecía un hombrecito leyendo, ¡qué guapo! Cuando creía que ya habían terminado de leer, mi hermana se sube y empieza a leerme cosas preciosas. Nunca imaginé que lo hiciera porque es muy cortada. Más emoción aún.

Llegamos al cóctel y yo recuerdo que pasó super rápido todo, la gente estaba feliz y bebiendo y comiendo. Todo el mundo venía a decir que estábamos guapísimos y que la ceremonia preciosa. Entramos a cenar y la gente ya estaba llenísima del cóctel, pero la cena estaba tan buena, que al final quien más y quien menos se comió la cena como pudo. Después de dar regalitos y demás, mi chico me preparó un video super bonito con toda nuestra historia.

Llegó la hora del baile y yo estaba como un flan. Bailamos la canción de Chasing Cars, la gente super emocionada también. Empezamos la barra libre y entonces ya el tiempo voló. Para finalizar sacaron una fuente de chocolate y la gente también comió todo, lo dulce, lo salado, todo todo.

Lo único que guardamos de ese día, son todo cosas buenas. No salió ni una cosa mal, fue todo sobre ruedas. La gente lo recuerda como una de las mejores bodas que recuerdan a día de hoy. Para nosotros ese es el mejor regalo. Aquí os dejo unas fotitos que nos ha pasado la gente. Un besito para todos.