Nadie pone en duda que Eivissa es un paraíso dentro del mar Mediterráneo. Parte fundamental del archipiélago balear, esta pequeña región concentra gran parte del encanto, la exclusividad y la elegancia que lo caracteriza. Su ajetreada vida nocturna contrarresta la tranquilidad de algunas de sus zonas y calas más recónditas, donde cualquiera será capaz de encontrar su paz interior.
El turquesa de sus aguas y el blanco característico de sus pueblos son, sin lugar a duda, sus colores. La arena fina de sus playas y la brisa suave que acaricia todo su entorno convierte las tierras ibicencas en un auténtico oasis de clama y tranquilidad. Celebrar una boda en mitad de este contexto es una oportunidad única que no podréis rechazar.
Cada uno de los espacios que se alza dentro de sus confines territoriales desprende singularidad y sofisticación. Su litoral acoge la mayor oferta de enclaves. Concentrados muchos de ellos alrededor de la capital, ofrecerán unas vistas incomparables a unos horizontes de película. El mismo puerto de la ciudad sirve como decorado para algunos hoteles y restaurantes que despliegan todo su encanto para conseguir llamar vuestra atención.
Con la vista puesta a la incomparable zona de la Punta d’Abaix, algunas opciones conseguirán convertirse en el deleite de las parejas que quieren apostar por un lugar casi utópico para su Sí, quiero. Asimismo, más al norte, bordeando la costa de Santa Eulalia del Río o adentrándose por las carreteras que conducen a Sant Llorenç de Balàfia, podréis dar con fincas influenciadas por el más puro estilo mediterráneo y rodeadas de una exuberante vegetación que sumirá en un ambiente de fantasía vuestra celebración.