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Bodas

La boda personalizada de Arancha y Santi

Arancha y Santi tenían claro que querían una boda al aire libre y muy personalizada así que eligieron el Casino Club de Golf Suites Retamares para llevar a cabo su sueño. ¡No os perdáis todos los DIY que hicieron para el gran día!

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Santi y Arancha siempre tuvieron claro que el lugar en el que celebrarían su boda tenía que disponer de una zona al aire libre para el enlace, y el interior debía ser moderno y elegante. Buscaban un sitio con encanto con el que sentirse identificados, que fuera el marco perfecto para todas las ideas que tenían. Así fue como buscando en internet encontraron Casino Club de Golf Suites Retamares, un lugar idílico a 20 minutos de Madrid. Como si de un flechazo se tratase, fue el primer lugar de celebración que vieron y con el que se quedaron para el 13 de septiembre de 2014. El hecho de contar con un equipo de wedding planners exclusivo para ellos, mil y una opciones en cuanto a gastronomía y las múltiples facilidades obtenidas para hacer algunas cosas por su cuenta, fueron suficientes para convencerles.

 

Y sin apenas darse cuenta, llegó el día de la boda. En las reuniones de producción previas a la boda, cada vez salían más tranquilos y más convencidos de haber tomado la mejor decisión. ¡Libertad total  para la personalización de la boda! Eso hizo que el día de la boda tuvieran una total y absoluta tranquilidad.

Arancha se arregló en la suite Vintage, fue un momento muy especial con sus amigas y familia, donde aprovecharon la ocasión para tomar muchas fotos y charlar. Las fotografçias de toda la jornada nupcial son de Patricia Murcia. 

Una de las grandes anécdotas del día fue que el padre de la novia se dio cuenta de que no tenía los pantalones del traje y tuvo que volver a casa a por ellos, ¡la ceremonia comenzó con un ligero retraso!

La llegada de la novia a la ceremonia fue muy emotiva, precedida por el anuncio de uno de los pajes y pudiendo sentir la brisa del atardecer mientras caminaba hacia el altar.

Las felicitaciones de los invitados fueron constantes, sobre todo por la originalidad de los novios y la calidad gastronómica. El equipo de wedding planners había seguido al pie de la letra las indicaciones de los novios y se habían superado. 

Los novios realizaron muchas manualidades para la boda: Corrió por su cuenta el diseño de las invitaciones y los tarjetones de agradecimiento, el sello de su boda, los meseros del banquete, el platillo porta alianzas, letras gigantes de porexpán, el árbol de huellas (que hoy luce en el centro de su salón)... lo que se llama implicación personal al cien por cien.

A la hora de entregar los regalos, todo estuvo muy bien coordinado, lo que facilitó mucho las cosas porque había muchos: para los padres, para los hermanos, las embarazadas, la amiga que les presentó...

Como detalle para todos los invitados, mermelada casera para las mujeres y un alfiler de novia personalizado. Para los hombres una cuchilla personalizada que llevaba grabado el nombre de cada invitado.


Tras la cena, empezó la fiesta. Un espacio con atrezzo de disfraces para el photocall, chapas con frases divertidas y barritas luminosas durante la barra libre.

Toda la boda está recogida en preciosas imágenes y además, durante la misma, los amigos de Santi y los videógrafos elaboraron dos vídeos que pudieron disfrutar todos mientras comían las chuches del candy bar que fueron una auténtica delicia.

Llegó el tan temido y esperado momento del baile. Pero, lejos de sentir vergüenza, dejaron el listón muy alto, optando por ser originales y no quedarse en el típico vals. Para ello realizaron una pequeña mezcla de canciones para bailarlas con una coreografía fruto de su creatividad. Empezaba con un vals que se iba remezclando con salsa, merengue y una canción de LMFAO para terminar.

Bailaron hasta altas horas y, de pronto, casi sin darse cuenta, se había acabado el día que, tanto invitados como novios, finalizaron en las suites de Casino Club de Golf Suites Retamares. Eso sí, Arancha y Santi lo hicieron además con una bandeja de frutas y chocolate y una botella de champagne.

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