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Bodas

5 lecciones conyugales al amueblar la casa

Si pensabais que lo más duro ya estaba hecho y que el día B constituía la muestra de la supervivencia de vuestro amor a todas las adversidades, aún no habéis pasado por la prueba de fuego: amueblar la casa. Pero tranquilos: aprenderéis mucho de ello.

Desde luego, poneros mano a mano con las ideas originales de boda ha sido una experiencia inigualable. Habéis tenido que decidir cuál sería el estilo de las invitaciones de boda; si añadíais a la lista o no a esa tía del pueblo a la que nunca veis; habéis elegido las canciones de boda casi sin arrancaros los pelos y al final os ha quedado una boda extraordinaria. Sí, sin duda sabéis cómo llegar a un acuerdo. Pero… ¿qué pasa con la casa? ¿Lo tenéis igual de claro? Si no habéis aprendido todavía estas lecciones, estáis a punto de alcanzar la sabiduría. Os damos todas las pistas.

Lección nº1: la opinión de los dos vale por igual

Seguro que ya habéis tenido ocasión de comprobarlo con las ideas de decoración para la boda que ibais proponiendo entre los dos, pero os lo recordamos de todos modos: en las parejas, la opinión de ambos es igual de importante. Eso no quiere decir que os tengan que gustar las mismas cosas en todo momento, sino que algunas veces le tocará ceder a uno y otras, al otro. Lo básico es que haya equilibrio y nadie se sienta frustrado por tener que claudicar siempre.

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Lección nº2: la casa unisex, por favor 

No olvidéis que los dos habitaréis en ese espacio, por lo que deberá estar adaptado a los gustos y necesidades de ambos. Así que nada de llenar la casa con réplicas del ramo de novia con peonías o con elementos que reproduzcan la clásica saga de Star Wars, por ejemplo. Aunque queráis comprar cosas que a cada uno os parezcan el no va más, conteneos. Pensad si estáis haciendo la vida diaria del otro más agradable o no. Buscad el punto medio, vamos: colores crudos, gama de marrones, estilo minimalista, estampados geométricos, madera... ¡Podéis conseguirlo! Además, podéis incluir algún detalle de vuestro gran día. Lo importante es que los dos os sintáis igual de cómodos y contentos en vuestro hogar.

Lección nº3: el maletero no es infinito 

En las tareas de acondicionamiento del hogar sale a relucir lo mejor y lo peor que cada uno lleva dentro. Entre otros aspectos, la tozudez. Así, no es de extrañar pensar que todo cabe en el maletero del coche y, aunque es obvio que es imposible, empeñarse en que sí cabrán la estantería, el escritorio, una alfombra de pelo gordo... Os daréis cuenta de que no es así en cuanto lleguéis al aparcamiento y os encontréis cara a cara con el maletero en cuestión. Y luego, con el ascensor. Si lleváis el pelo largo, procurad haceros un moño alto como el de la boda, porque vais a sudar.

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Lección nº4: ni ingenieros ni ingenieras 

"¡Pero qué dices, si eso no va ahí!" "¡Ya has perdido otra pieza!"; "¡Quita, que ya lo hago yo!"... Montar un mueble juntos puede ser una experiencia divertida o una auténtica pesadilla, a no ser que seais unos expertos en el arte del bricolaje o que tengáis mucha experiencia previa. Así que antes de poneros manos a la obra pensad en que estáis dando forma a vuestro hogar y en que lo estáis haciendo a vuestro gusto, con vuestras propias manos y juntos. ¿Puede haber algo mejor? ¡Seguro que lo pasais tan bien como cuando planeábais los detalles originales para bodas!

Lección nº5: mejor tomárselo con filosofía

Si amueblar la casa puede convertirse en una batalla campal, siempre es mejor hacer el amor y no la guerra. Precisamente el éxito de vuestro día B residió en la capacidad para diseñar ideas divertidas para la boda en colaboración y en risa continua, ¿o no? Haced una pausa, dedicaos un tiempo a vosotros y a disfrutar de la experiencia que supone montar vuestra primera casa juntos. No os deis prisa en colocarlo todo rápido, convivid con las cajas y con el vacío y llenadlo de vosotros, de vuestro amor… y de una pizca de pasión, claro que sí. Un hogar no se construye en dos días.

Quién sabe cuándo volverá a estar la casa tan llena de posibilidades como ahora. Hasta que vuelvan a visitaros los invitados de la boda con sus vestidos de fiesta reciclados para la inauguración de la vivienda, tenéis tiempo de pensar qué haréis con los detalles de boda que sobraron, descansando en vuestro nuevo nidito de amor.