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Bodas

La boda de Jennifer y Mario en Miravent

La cultura oriental y el color morado fueron la clave para que la boda de Jennifer y Mario fuera única y derrochara personalidad. Esta es la crónica de su día especial.

El 22 de junio de 2013 fue la fecha escogida por Jennifer y Mario para celebrar uno de los momentos más importantes de sus vidas. Desde el principio tuvieron muy claro el estilo de boda que querían organizar: una ceremonia al aire libre en la que el mundo oriental y el color morado estuvieran muy presentes.

Durante la última tarde de primavera de este año dieron el sí quiero en el porche del restaurante Miravent. Sus más allegados fueron testigos de la emoción de ese día y del amor que siempre ha caracterizado su historia en común. Al finalizar la ceremonia, sus seres queridos una oleada de pétalos morados les estaba esperando.

A continuación, aprovecharon los alrededores del restaurante para realizar el reportaje fotográfico, para el que contaron con los fotógrafos de 3Visual Weddings.

La zona del banquete estaba presidida por la mesa de los novios, que quedó enmarcada en un precioso arco de flores blancas y amarillas. Para las mesas de los invitados combinaron el color de la boda con tonos azules que reservaron para las fundas de las sillas y las minutas. En cada plato, colocaron un origami de color morado como detalle para los invitados. Como centros de mesa escogieron unos jarrones altos de cristal que adornaron con flores blancas y moradas. Todo un seguro de elegancia y buen gusto.

Después de disfrutar de una deliciosa cena Mario desenfundó una katana para cortar la tarta, dejando a todos los presentes con la boca abierta. Una vez acabaron los postres empezó el baile. Jennifer iba bien preparada: en ese momento cambió sus zapatos de tacón por unas Converse en color morado que le permitieron tener total libertad de movimientos. Sorprendieron a todos con una coreografía final de película en la que demostraron sus dotes sobre la pista.

Como todo lo bueno, cuando quisieron darse cuenta el día de su boda había terminado. Pero todavía tenían por delante una gran aventura a modo de luna de miel. ¿Imagináis cuál fue el destino? Como no podía ser de otra manera, cumplieron su sueño de viajar a Japón.